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 Asunto: Crónica de la sesión 19
NotaPublicado: Lun Abr 25, 2016 7:45 pm 
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Registrado: Vie Abr 15, 2016 8:56 pm
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Acababa de esfumarse en el aire el grupo malvado que nos había atacado primeramente con muertos para después seguir ellos mismos. Bueno, nos habían atacado a nosotros y a todos los que estaban en la posada.

Vinieron por sorpresa y se fueron misteriosamente. “Vamonos Rignia, ya tenemos lo que queríamos”, es lo que le dijo el mago a la clériga justo antes de desaparecer.

Tras de si dejaron mucho caos, mucha sangre y algún muerto. Como un pobre viejo que jugaba a las runas y al cual lloraba su hija. Y gracias a los dioses que en la posada nos encontrábamos algunos capaces para el combate. Un grupito de tres aventureros y nosotros.

Uno de los gravemente heridos fue nuestro compañero Al-Sah-Him. La clériga lo identificó como un gran peligro y lo cegó destruyéndole los globos oculares. Aún así siguió dando la cara todo el combate.

En medio de todo este caos conocimos a los otros aventureros. Eran un clérigo llamado Soren, un explorador enano llamado Barsus y Paprikus, un paladín. Eran buenos luchadores además de buenas personas.

Tanto Axel como Soren, ayudados por una camarera, usaban sus dones curativos con todo el que lo necesitaba. Los demás intentábamos averiguar a que se debía el ataque preguntándole a todos los parroquianos que estaban en condiciones de responder.

De repente Prim se fijó en un niño gnomo que bajaba de la segunda planta. Le preguntó si estaba bien, si no estaba herido. El niño respondió que el si pero que sus padres estaban arriba y estaban heridos. Un hombre les había atacado.

Al subir y ver la habitación entendimos que lo que vinieron a buscar estaba en posesión de la pareja de gnomos. Estaba todo revuelto y de un baúl que habían forzado faltaba algo. Sin embargo no se habían llevado una gran cantidad de oro que también contenía.

Llegó el alguacil de la villa y de acuerdo con el organizamos una vigilancia en la habitación de los gnomos mientras estos se recuperaban con los cuidados de los clérigos. De esta vigilancia se encargaron Paprikus y Fico, que desde que lo liberaron de su maldición intentaba estar siempre de parte de los justos y la justicia. Al niño se le dio un poco de aguardiente para, como dicen, olvidara sus penas y pudiera dormir.

A la mañana siguiente ya pudimos hablar con los gnomos. Resulta que era unos nobles encargados de llevar un acuerdo entre (su ciudad) y (otra ciudad). Y eso era lo que quería el grupo de Rignia.

Algunos salimos a echar un vistazo por la villa, informar al alguacil de que los gnomos habían despertado y preguntar a los pueblerinos por si alguno había visto u oído algo que nos pudiera servir. Otros se quedaron en la posada. Como Axel, que invocando el poder de su dios, de forma casi milagrosa, hizo que Al-Sah-Him volviera a tener globos oculares y visión.

El alguacil nos dijo que había otra habitante de la villa, una mujer que vivía en una casita un poco apartada. Fuimos a verla y según parecía era una druida. Nos fue de bastante ayuda. Los pájaros le habían dicho que algo pasaba en unas ruinas que se encontraban al noroeste de la villa.

Volvimos a la posada para informar, una vez mas, al alguacil de nuestros planes de ir a por ese grupo de desalmados y para requerir la ayuda de Soren y sus amigos. A lo que tuvimos una respuesta afirmativa. Siendo todavía por la mañana salimos a nuestra misión.

Llegamos a la altura del camino en la que teníamos que desviarnos al oeste, y así lo hicimos. Seguimos avanzando y al tiempo vimos el humo de una hoguera que venía del campo un poco al norte del camino.

Pensamos que podía ser el grupo que buscábamos y Von Caster y Fico se encargaron de acercarse sigilosamente a cerciorarse y ver con que fuerzas y defensas contaban. Pero, sorpresa, no eran ellos, era un grupo de ocho orcos que estaban descansando junto al fuego de sus acostumbradas correrías.

Volvieron a contarnos lo que habían visto. Y estábamos decidiendo si encargarnos de ellos o dejarlos, por no perder tiempo se fuera a escapar nuestro verdadero objetivo, cuando oímos sonidos de batalla provenientes de aquella zona.

Lo primero que nos dimos cuenta es de que faltaba Barsus, y lo segundo que los orcos eran el enemigo al que había jurado dar caza. Así que nos vimos empujados a la lucha. Una lucha que no nos dio mucho trabajo ya que además de ser mas diestros, también, esta vez, éramos mas numerosos. Axel, Fico, Von Caster, Al-Sah-Him, Prim, Cornualles, Soren, Barsus y Paprikus.
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