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 Asunto: Crónica sesión 18
NotaPublicado: Jue Abr 28, 2016 8:41 pm 
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Registrado: Vie Abr 15, 2016 8:56 pm
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Rebuscábamos en la madriguera del troll de río que acabábamos de matar. Unos gritos nos habían atraído a la pequeña cueva, pero no veíamos a nadie por ningún lado. Von Caster levanto una jaula dorada bastante bonita que contenía un par de pájaros. Estos al ser movidos empezaron a cantar y su canto era como gritos de dolor. Era el sonido que habíamos escuchado y por el que pensábamos que había alguien herido o en peligro en la guarida.

Aparte de estos extraños pájaros de horrible canto encontramos algunas otras cosas interesantes. Algunos collares y también algún objeto mágico. Pero lo que mas destacaba, por lo menos hasta que identificáramos los objetos mágicos, eran dos toneles, de unos setenta galones, de buena cerveza enana, cerveza de fuego.

Llevamos todo lo que nos pareció interesante o de valor al carro de Fico, incluidos los pájaros y la cerveza, y nos pusimos en camino.

Dejamos atrás el puente custodiado por la bestia. Ibamos tranquilos, al paso, hablando. Axel iba curando a Al-Sah-Him ya que el troll se agarro a el desde el principio del combate y lo dejo bastante malherido.

En un determinado momento paso en dirección contraria, hacia el sur, un carro con el emblema de una casa noble. Iba escoltado, e iban rápido.

Seguíamos tranquilos cuando Prim, que se había aficionado a mirar por el catalejo de su “fusil” de “francotirador”, detectó humo en la lejanía. Pensamos que podía ser una casa o un carro que se estuviera quemando. En parte por la rapidez con la que marchaban los nobles con los que nos cruzamos hacía un rato. Así que decidimos salir al galope los que íbamos a caballo, dejando a Fico y Cornualles con el carro a un ritmo mas lento.

Allí íbamos cabalgando al galope, Von caster, Al-Sah-Him, Axel y Prim, deseando llegar cuanto antes en auxilio de los necesitados. Conforme nos acercábamos al humo descubrimos que, por suerte, no era una casa o un carro lo que ardía, sino el hogar de una posada en el camino.

Eran unas pocas casas que se habían construido alrededor de la posada. Atendieron a nuestros caballos y entramos. Estaba tranquilo el ambiente. Los parroquianos habituales y un grupo de tres hombres que aparentemente eran aventureros como nosotros. Bebían, comían y hablaban relajadamente.

Decidimos ir pidiendo de comer mientras llegaban Fico y Cornualles con el carro. Para beber nos decantamos por nuestra cerveza de fuego. Invitamos al posadero y a su hijo, y tras brindar en honor de los cerveceros enanos la ingerimos. Era muy buena a la par que muy fuerte. El hijo del posadero no pudo con mas de una.

Allí seguíamos, ya con Fico y Cornualles, comiendo, bebiendo, hablando y riendo, cuando de repente se empezaron a oír golpes en ambas puertas, la principal y la que daba a los establos. Se hizo el silencio y todos mirábamos a la expectativa. Se abrieron las puertas y empezaron a entrar muertos vivientes, unos tres o cuatro.

Hubo gritos y gente corriendo a refugiarse. Y en contraste, tanto nosotros como el grupo de tres aventureros, nos lanzamos hacia los muertos. Éramos bastantes y teníamos dominada la situación cuando entró por la puerta principal una humana, que luego supimos que era clériga, y lanzó un hechizo de oscuridad. No veíamos nada pero seguíamos luchando. Guiándonos por lo último que habíamos visto, por el sonido y por el instinto que tiene todo buen luchador y aventurero. El olor que despedían los muertos también ayudaba.

Al poco tiempo se disolvió la oscuridad, obra al parecer de uno de los aventureros que había en la posada, que también era clérigo y que supo disiparla.

Casi habíamos terminado con los muertos pero un enano entró, también por la puerta principal, y se puso a luchar contra nosotros. A la vez la clériga oscura se amparó detrás de un hechizo de santuario para estar a salvo de nuestros golpes. Aunque a los pocos segundos lo disolvió para realizar otro hechizo más, esta vez uno muy dañino. Cegó a Al-Sah-Him destruyéndole los globos oculares. Esto a la vez que muy doloroso lo dejó casi incapacitado para la lucha. Pero Al-Sah-Him no se rindió, puso la espalda contra una mesa y desde allí siguió intentando en todo momento asestar un golpe certero a la clériga.

El enano malvado estaba ya casi al límite de su resistencia cuando desapareció, se esfumó en el aire. La clériga tuvo que salir al exterior y de los muertos no quedaba ninguno. Los que estábamos mas cerca salimos inmediatamente tras ella para encontrarnos con otros tres enemigos, uno de ellos mago.

La lucha iba a proseguir cuando el mago dijo: “vamonos Rignia, ya tenemos lo que queríamos”, dirigiéndose a la clériga oscura. Y en ese mismo instante desaparecieron todos igual que lo había hecho el enano unos segundos antes.

Nos habían sorprendido, dañado, y robado algo importante delante de nuestras narices. Teníamos una nueva misión.
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